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Diana Cabeza

Buenos Aires,

Diana Cabeza se formó en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Belgrano. Durante la carrera diseñó por placer un par de mesas, ejercicio al que siguieron variaciones de la silla Red Blue de Rietveld: "Ahí supe que lo mío serían los objetos: me interesa esa escala que se puede verificar con el cuerpo". Así, Cabeza inició su carrera profesional como diseñadora de equipamiento doméstico, investigando sobre usos, ergonomía y revalorización de los materiales regionales. Fue a raíz de su experiencia en la...

Diana Cabeza se formó en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Belgrano. Durante la carrera diseñó por placer un par de mesas, ejercicio al que siguieron variaciones de la silla Red Blue de Rietveld: "Ahí supe que lo mío serían los objetos: me interesa esa escala que se puede verificar con el cuerpo". Así, Cabeza inició su carrera profesional como diseñadora de equipamiento doméstico, investigando sobre usos, ergonomía y revalorización de los materiales regionales. Fue a raíz de su experiencia en la reforma de Puerto Madero en Buenos Aires que creó el Estudio Cabeza, en el barrio de Palermo Viejo, junto a su hermana y socia Elisabet Cabeza. Arraigados en Argentina, sus diseños se conocen y distribuyen internacionalmente.

La obra de Diana Cabeza destaca por la plasticidad de sus creaciones y el uso de materiales en su estado más primario "Me encantan los materiales como cosa bruta, en su versión más genuina. Me gustan las cosas con poca intervención, con pocas decisiones de diseño, así el resultado está mucho más cerca de la materia prima que del producto acabado." A lo largo de su trayectoria profesional, Cabeza ha puesto especial atención a los elementos para el reposo: concibe sus bancos como elementos de descanso pero también de intercambio, brindan la oportunidad de gozar de distintas formas de sentarse.

Cabeza enfoca sus proyectos desde la consideración del medio ambiente y en el contexto donde se insertará cada elemento. El banco Cornamusa, por ejemplo, concebido para el proyecto de reforma de Puerto Madero (Buenos Aires, 1995), toma su forma de la sección de las cornamusas de los puertos. Otro buen ejemplo es el banco Hoja (1995), de aluminio y madera, que cuenta con un asiento y respaldo de distintas longitudes, por lo que permite múltiples combinaciones de uso, el respaldo puede colocarse además donde el usuario desee. En la extraña forma de la fuente Chafaris (2001), por otra parte, nada es gratuito: sus distintos entrantes laterales funcionan a modo de peldaño para que todos los usuarios puedan acomodarse a ella, sin impedimentos. Más recientes son el banco Comunitario (2002), que forma un sistema de asientos que puede llegar a crear una gran superficie de 4 m², o el banco Yacaré (2003, ganador del premio Outdoor Furniture 2003 ICFF Editors Award), banco sin respaldo hecho de malla de acero inoxidable, cuyo brillo a contraluz y textura remiten al cocodrilo americano conocido como yacaré. Algunas de las últimas creaciones de su estudio son los asientos Alfil (2005) o los cestos y maceteros Canasto (2005), que pueden instalarse tanto en interior como en exterior.

Los diseños de Diana cabezas se pueden contemplar en numerosas áreas públicas de Buenos Aires: Puerto Madero, la Vuelta de Rocha en La Boca, El Centro Cultural Recoleta, la Facultad de Arquitectura, entre otros, como también en otras regiones argentinas, Chile, Miami o Chicago.

“Debo añadir que en mi investigación regional también observo grandes ciudades. Barcelona es un maravilloso ejemplo de estilo de vida peatonal, al aire libre.”